Deconstruyendo Israel, el cáncer de Oriente Medio

Llamar Estado a Israel es un fantasía; calificarlo de democracia occidental, una necedad

Israel continúa siendo la misma banda de terroristas sionistas que expulsaron a los palestinos desde comienzos del siglo XX, a base de atentados y de compras de propiedades bajo presión.

El Imperio Otomano llevaba dos siglos sin iniciativa ni poder, a merced de las demás potencias, que vieron en la I Guerra Mundial, 1914-1922, el momento propicio para desmembrarlo, no sin antes asegurarse la geopolítica necesaria para el aprovisionamiento de petróleo.

Gran Bretaña que sale como la potencia victoriosa de la Ia I Guerra Mundial se aseguró que el petróleo de Iraq llegase al puerto palestino de Haifa, a través de dos estados semicoloniales, Jordania y Palestina (futuro Israel), controlando las finanzas de unos y otros mediante su diplomacia.

Para ello se hacía necesario dividir al mundo árabe. Y sobre todo colocar en Haifa una sucursal de Gran Bretaña. El sionismo laico dio a Gran Bretaña la gran excusa.

¿¡Quien más aislado y necesitado (y manejable en su política) de Gran Bretaña que un estado judío enemistado con todos!?

Los judíos han habitado en Palestina durante siglos bajo el Imperio turco Otomano, conjuntamente y en paz con los cristianos coptos de Egipto, los maronitas en Tierra Santa, los melquitas, los cristianos armenios, los greco ortodoxos, los samaritanos, etc.

Ha sido el elemento político el que ha desestabilizado la zona, con varias guerras en los últimos 70 años, y una polarización enorme, dado que lo artificial del estado de Israel solo se mantiene por la voluntad y los recursos que le llegan de sus socios occidentales, más concretamente angloamericanos.

Existió un acuerdo entre Francia e Inglaterra para crear en Palestina una zona internacional, el acuerdo Sykes-Picot (2016). Pero el oleoducto pesaba mucho.

Gran Bretaña decidió quedarse con Palestina hasta implantar su estado satélite Israel, guardián del petróleo iraquí bombeado a Haifa por petroleras angloamericanas.

La creación de Israel ha sido una catástrofe. Su intolerancia solo se explica debido al interés que supone al servicio de la geopolítica angloamericana y el apoyo que eso le reporta.

La solución de Oriente Medio pasa por desmantelar Israel como entidad política.

Occidente predica la separación Iglesia-Estado. Occidente afirma que el problema de los países árabes o musulmanes es que la religión condiciona la política.

Occidente al mismo tiempo apoya a un estado que se autocalifica de estado judío, que es la antítesis de la democracia liberal moderna, y que lleva años gobernado por extremistas e instalando colonos en zonas reconocidas internacionalmente como pertenecientes a la Autoridad Palestina.

Israel es el pecado de occidente. Pecado que occidente debe confesar y purgar. Pecado que hay que borrar como entidad política. Y organizar una solución internacional para que los palestinos junto con los judíos y demás comunidades religiosas, étnicas y culturales, vuelvan a habitar en paz sus tierras, de las que fueron despojados hace 70 años.

Hemos visto Iglesias bombardeadas en Gaza. Los políticos de Alemania, Francia, Inglaterra, Hungría, Italia o Polonia no hablarán, porque al día siguiente seran tachados por la prensa de antisemitas.

Pero ¡Spain is different! Somos el país menos rusófobo de Europa, y en el que la diplomacia sionista más fracasos cosecha, quizá porque los españoles llevamos sangre judía, de la que nunca renegamos. E incluso paseamosa hombros las esculturas de judíos hechas por nuestros maestros imagineros.

Por eso sabemos que la cuestión de Israel poco o nada tiene que ver con la religión, y mucho con intereses económicos imperialistas.